Hipotesis sobre su muerte

Los síntomas de la muerte de Mozart fueron descritos por uno de sus primeros biógrafos, Georg Nikolaus von Nissen (el segundo marido de Constanze), quien tomó muchos de los detalles de las explicaciones dadas por la hermana de Constanze, Sophie Weber.Nissen escribió, "[la enfermedad] comenzó con la hinchazón de las manos y los pies, que estaban casi inmovilizados por completo, seguido de vómitos repentinos. ... Hasta dos horas antes de su partida estuvo plenamente consciente".Su cuerpo se hinchó tanto que no podía levantarse de la cama o incluso moverse por sí mismo.
Mozart fue cuidado por los miembros de la familia de su esposa, con quienes tenía una estrecha relación, y por el doctor Nicolaus Closset. Su suegra, Cëcilia Weber y su cuñada Sophie le hicieron una chaqueta de noche "que se podía poner por encima, ya que, debido a su estado de hinchazón, no podía girarse en la cama".
El lunes 5 de diciembre de 1791, aproximadamente a las doce de la madrugada, llegó el doctor Closset de la ópera y ordenó que se pusiesen compresas frías sobre la frente para bajarle la fiebre (a pesar de que Sophie se mostró reacia a hacerlo, puesto que pensaba que no sería bueno para el enfermo el cambio tan brusco de temperatura), lo que hizo tanto efecto en él que perdió el conocimiento, que no volvió a recuperar hasta su muerte. Según Sophie, los últimos suspiros de Mozart fueron "como si hubiera querido, con la boca, imitar los timbales de su Réquiem".
A la una menos cinco minutos de la madrugada, Mozart falleció en Viena en su apartamento de la Rauhensteigasse, siendo amortajado según el ritual masónico (manto negro con capucha).




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